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A través de nueve relatos, el autor nos invita a un paseo por lo que él sugiere denominar “amores blancos”: aquéllos que no implican pareja y que pueden desarrollarse serenamente sin colisionar con ella, incluso enriqueciéndola. Como Temes escribe en el Prólogo, Al pisar tu jardín es “una defensa de un mundo de amores blancos cotidianos, que nos esperan a la vuelta de la esquina, y a los que tantas veces decimos “no”, argumentando razones cuando menos discutibles”.

José Luis Temes: Al pisar tu jardín

Fragmento de "Al pisar tu jardín"

"La relación sexual entre dos seres humanos es todo un acto de generosidad, porque en ella descubrimos “al otro” y le hacemos partícipe de “nuestro yo”. El que esta generosidad deba limitarse a una sola persona, de manera excluyente, a lo largo de toda una vida, puede formar parte de nuestra tradición y nuestra cultura, y debe ser respetado como tal, pero no creo que en modo alguno sea una verdad inmutable".


(Fragmento de la carta del obispo Don Crispín al padre Antonio, del relato "Más sobre Don Crispín"; pág. 79)

Tu jardín, de nuevo

LOS DEDICATARIOS



Al pisar tu jardín - LOS DEDICATARIOS


Si mis Tres cuentos para Ita estaban dedicados a una misma persona –Alejandra Goded-, cada uno de los nueve relatos de Al pisar tu jardín tiene un dedicatario diferente. Son nueve personas muy especiales en mi vida:


ARA MALIKIAN (Las rosas de Sirelín)
Las rosas de Sirelín

Ara es mucho más que un violinista, literalmente, excepcional. Ara es un amor. Salir con él a un escenario es una experiencia muy especial.

Una noche, hace seis años, después de un programa Mozart con la Filarmónica de Málaga, y tras nuestra cena en el Hotel Málaga Centro, Malikian me contó cosas que sé que no suele contar: cómo aprendió a tocar el violín en las interminables horas de los refugios antiaéreos en la guerra del Líbano; y cómo su padre le enseñaba melodías infantiles populares armenias. Que luego, ya en su plena fama, Ara no ha querido tocar nunca en público. Hablamos también, tomando un té, sobre para quién estudiamos los músicos: ¿Para el público? ¿Sólo para el público? ¿Para alguien indefinible… o para alguien a quien inconscientemente ponemos cuerpo y cara?

En aquella cena está el antecedente remoto de Las rosas de Sirelín, aunque el cuento no llegaría hasta varios años después. No es sólo una historia dedicada a Ara Malikian, sino protagonizada por Ara Malikian (si bien esto no se explicita hasta la última palabra, literalmente, del cuento). Y que ofrezco a Ara con mi profunda admiración personal y musical…

y con mi profunda envidia, pero ése es ya otro asunto.

(La foto, en algún café de Madrid en 2009).


LUIS EDUARDO AUTE (¡Ella es así!)
Desde mi época de colegial, la imago mundi que subyacía tras las letras de Luis Eduardo Aute constituyó para mi todo un ideal, un modelo de vida. Quizá todavía difuso, quizá apenas intuido. Con el paso del tiempo y conforme he ido viviendo más -hasta ya casi cumplir hoy mis dieciocho años- esta intuición no ha hecho sino afirmarse: la utopía irrenunciable, la poética de la vida no desgajada de ésta sino imbricada en cada uno de nuestros actos cotidianos.

Ya escribí en el prólogo a alguna de sus recopilaciones discográficas, que las letras de Aute me han asaltado –a mí y a muchos miles de enamorados de su trabajo- a la vuelta de cada esquina de mi vida: a cada nueva tesitura amorosa, personal, profesional o afectiva con la que me topaba… Aute ya le había puesto música y letra. Sólo en otro creador he encontrado algo similar: en las películas de Woody Allen, en las que creo que estamos casi toda nuestra generación, congelados dentro de un fotograma.

Correspondo ahora a la “traición” de Aute por adelantarse a cada episodio de mi vida, con este pequeño relato sobre Ana, Javi y un servidor… (y López, que según me dijo el dedicatario, era mucho mas que un secundario). Toma esta dedicatoria, querido Eduardo, como una pequeña venganza. Y recibe mi agradecimiento por ese precioso dibujo para mi portada: un beso irreal, fuera del tiempo, sobre algún jardín soñado. Irreal pero no irrealizable. Utópico pero al alcance de la mano.

(La foto, en Estudios Cezanne, en los días de grabación de A día de hoy, 2007).

CELIA VÁZQUEZ (Zapatitos verdes)

Siempre me encantó el nombre de Celia. Quizá por ello, tanto en los Tres cuentos para Ita como en este nuevo libro hay nada menos que tres Celias, que parecen mirarse en un mismo espejo; y que incluso acaso pudieran ser todas una misma Celia.

Pero ésta, no. Ésta es Celia Vázquez, la de verdad. Querida amiga. Para ella, el único de los cuentos que no transcurre en la época actual, sino a finales del siglo XIX. Que tiene como protagonista un par de zapatos de charol, y en el que todos los personajes son de lo más progre… ¡Hasta el obispo es un librepensador!

La foto, en la plaza mayor de Valladolid, en los días de grabación de la integral de las sinfonías de Tomás Bretón, con la Sinfónica de Castilla y León. 

REBECA ARRIERO (Sin pisar tu jardín)

Un buen día Rebeca Arriero me regaló un mágico sombrero bajo el cual comenzaron a sucederme los más inimaginables prodigios. Luego me obsequió, bajo la apariencia de un simple perfume, con un mágico elixir de su elaboración, cuyos poderes irresistibles para quien lo aspira sigo admirando día a día desde entonces.

Pero más aun que sus sombreros y perfumes mágicos, lo más mágico de Rebeca es ella misma. Su alegría y cariño mágicos inundan mágicamente nuestra casa de lunes a viernes desde hace ya unos cuantos años.

Para ella, Sin pisar tu jardín, una negación –contra natura- del título del libro. Por cierto, que Sin pisar tu jardín está escrito realmente durante un viaje Santiago-Madrid en un autobús Alsa.

En la foto, el día de la presentación (enero de 2010) de Tres cuentos para Ita en el madrileño Círculo de Bellas Artes. Gracias, Rebe, de todo corazón, por tu impagable ayuda en aquellos días.



ROCÍO FERNÁNDEZ (El Club de las Caricias Blancas)

Conocí a Rocío a la salida del Teatro Albéniz, tras dirigir yo el estreno de Segismundo, ópera de cámara de Tomás Marco. Ella era aún estudiante universitaria. Comprobé desde nuestra primera conversación que era persona amiga del debate y la polémica, lo que marcó –muy constructivamente, por cierto- nuestra relación desde el primer día hasta hoy. Quizá por ello le dediqué el cuento más polémico de los nueve.

Algunos amigos psicólogos me asesoraron sobre la verosimilitud del cuadro psicológico de Blanca. Me costó dejar en el papel las expresiones crudas en el hablar de Blanca, pero creo que no llegan a ser molestas.

La verdad es que lo que nació como el apéndice del cuento, un punto cómico –la escena del sueño en torno a Toño-, termina siendo la esencia del relato.

JAVIER MONTEVERDE (Estudio en negro)

Javier Monteverde es uno de los mejores ingenieros de sonido del planeta Tierra (carezco de elementos de comparación con los de otros planetas). Pero yo siempre le presento como “mi pareja de hecho”. Y no sólo por las infinitas horas de grabación, viajes, posproducción (¡y cenas!) que hemos pasado juntos, sino porque ambos conocemos bien nuestras respectivas manías ante una mesa de grabación; y él me sortea con habilidad admirable –digna del mejor matrimonio- para que parezca que me hace caso… y luego hacer estupendamente su trabajo sin mis desatinadas injerencias. Como debe ser.

Javi es el hombre más alegre y positivo imaginable, así que me habrá de perdonar que le haya dedicado Estudio en negro, el único cuento fúnebre y triste de esta colección.  

Y gracias, Javier, por prestarme ese precioso temita de guitarra para el audiovisual de Al pisar tu jardín, que aunque ya sé que nació para un anuncio de Movistar, parece pensado para el apartamento de Ana y nuestro chocolate.

(La foto, en una de nuestras mil grabaciones, creo que en el Auditorio Miguel Delibes, en 2011)



MARÍA JOSÉ SÁNCHEZ (Ávila. Maite. La luna)

Dirigí en 1976 mi primer concierto con María José como solista. Desde entonces, más de tres décadas de conciertos juntos y una amistad entrañable; que se extendió, además, a nuestras respectivas familias. A quienes la quisimos y admiramos nos parece mentira que hoy su voz y su sonrisa se hayan apagado para siempre. Era la alegría de vivir personificada. Nunca vi a nadie que disfrutara más cantando. Arreglándose en el camerino, vocalizando antes de salir a un escenario, se sentía a las puertas de la gloria.

Pepi estaba celosa –divertidamente celosa- de la dedicatoria de los Tres cuentos para Ita. Y me dijo que ella quería también su cuento sobre la “Quinta luna”. Le prometí que le escribiría una nueva versión de Anhelada quinta luna; un relato en el que se llegara al mismo reencuentro soñado, pero por otro camino. Así nació Ávila. Maite. La luna. Hube de redactarlo a toda velocidad, porque sabíamos que su luz se iba extinguiendo, pero aún tuvo fuerzas para leerlo y dejarme recado de haber sido feliz con la dedicatoria.

La foto es de 1992, cuando hicimos en Madrid Jugar con fuego, de Barbieri, en el que interpretaba la coqueta y enamorante Duquesa de Medina, un papel que pareciera creado para ella.


ALFONSO OSUNA (Más sobre don Crispín)


Durante casi veinte años, Alfonso Osuna ha sido el admirable gerente de la Orquesta de Córdoba. Su infrecuente cultura, su humanidad y su bonhomía perfumaron muy singularmente su despacho. Y en consecuencia, la propia orquesta. Y allí le conocí hace dos décadas, surgiendo entrambos una amistad –y por mi parte, una admiración- que no ha dejado de crecer en este tiempo.

Han sido en veinte años muchos encuentros personales, e infinitos telefónicos. Muchos proyectos de recuperación de patrimonio musical español encontraron en él, por complejos que fueran, la sensibilidad que eché de menos en otras varias orquestas (no en todas, por supuesto y afortunadamente).

Me propuse escribir para Alfonso un cuento en forma de sinfonía. Que además recogiera nuestros fetiches comunes: entre otros, la consideración de La Pasión según san Mateo como obra sobrenatural, las reservas hacia la informática como la panacea universal o el debate sobre la vigencia de las órdenes religiosas. Es, por cierto, el cuento más largo de todos.

Mucha suerte en tu nueva etapa, querido y admirado Alfonso.


AMALIA SANCHA (El cuento blanco)

Amalia es una estupenda escritora en potencia, aunque por desgracia escriba poco. Nos conocimos hace más de tres décadas; ella era entonces una chiquilla… Después llegó a tocar la flauta admirablemente… Luego se nos fue a vivir al otro lado del mar, donde se convirtió en esposa feliz, y en bi-mamá feliz…

Ahora nos tenemos que contentar con cruzarnos largos imeils contándonos mil cosas: de nuestras vidas, de nuestras hijas…

Para Amalia escribí el cuento blanquísimo que me pidió don Crispín. Un cuento un poco disney, es posible. En el que todo el mundo es feliz. La pareja “blanca” es la contraria del estereotipo imaginable: Paco es más joven que Paloma, ella tiene un mayor status profesional, ella es madre… Paco puso, literalmente, su corazón en manos de Paloma… El cuento blanco es también un homenaje al trabajo –blanco, blanquísimo- que desarrolla la Fundación Santa María en la recuperación de ese pueblo de increíble belleza y hondas raíces árabes que es Albarracín. Porque al final resulta que Al pisar tu jardín no es sino una colección de cuentos árabes olvidados, fruto de la fantasía de algún poeta medieval, enamorado, místico, soñador y utópico.  

Parece increíble, Amalia, que después de treinta años no tengamos una sola foto juntos. Lo remediaremos en una de esas vueltas tuyas a Madrid, que tan felices nos hacen a toda la familia.
   
José Luis Temes


1 comentario:

  1. ¿Por que no vivimos en un mundo de síes?, ¿Formamos un club de caricias blancas?, ¿Quién se apunta?.¿Porque no nos dejan ser felices al menos amando?.¿Cuanta gente piensa como el autor?......Solo espero que el libro sirva para que cada día existan menos jardines privados. Que algún día mi sueño pueda hacerse realidad,¡aunque tenga 80 años!

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